Los límites

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Estando en el campo de vacaciones hace unas semanas, vi como unas vacas que caminaban por el camino entraron al patio de una casa que no tenía muralla ni cerca y se pusieron a pastar allí, hacer sus necesidades y luego finalmente se fueron cuando así les dio la gana.

Fue entonces que caí en la cuenta de que en nuestras vidas ocurre lo mismo que en la casa de campo cuando uno no coloca los límites necesarios. Cuando en nuestras vidas no colocamos límites de qué queremos en ella y qué no, alguien más se encarga de decidir todo eso por nosotros acorde a sus propios intereses.

Es de esta forma cómo entra el hedonismo (el placer por sobre todo), el consumismo (el tener más que el ser), la cultura del descarte (si ya no me sirve, simplemente me deshago de ello) y la cultura de la inmediatez (todo debe ser instantáneo en el momento que así lo deseo); entre tantas otras. Todo esto nos deja de residuo en nuestra vida un egoísmo, un vacío y una capacidad de ser manipulados por otra gente.

De ahí podemos reconocer lo fundamental de colocar límites a lo que dejamos entrar no sólo a nuestra mente, sino también a nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Pretenden introducir a nuestras vidas una forma de alimentación insalubre y barata, así como sincretismos (mezclas incoherentes e incluso incompatibles de creencias) en donde lo importante es que a vos te guste simplemente.

Si nosotros deseamos mantener un norte hacia Dios en nuestras vidas, estos límites deben ser puestos de forma libre y personal basados en conocimientos que les den solidez. Ese conocimiento esencialmente de la lectura y correcta interpretación de la Palabra de Dios.

Invitaciones para hoy y para cada día:

  1. Analizar qué dejo entrar a mi vida (mente, cuerpo y espíritu).
  2. Diferenciar aquellas que son buenas y aquellas perjudiciales para mi vida y objetivo de vida.
  3. Decidir poner los límites necesarios y cambio de hábitos para que sólo quede dentro aquello que lleva a ser mejor persona, a ser más feliz y a construir el Reino de los Cielos aquí en la tierra.

Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe. Que podamos vivir intensa y profundamente la semana más importante del año, la Semana Santa.

Abrazo en Cristo,

Marco.