Las verdaderas necesidades

Corte-de-pelo-masculino

Hoy, martes 22 de diciembre, mientras me disponía a continuar con mis tareas pendientes de la facultad, sentí que me molestaba el largor de mi cabello y dije: "necesito cortarme ya, voy a ir hoy". Unos momentos después me di cuenta de que esta actividad puede ser tanto placentera y como útil, sin embargo, pude darme cuenta de que no era realmente "necesaria" como tal y que hay otras cosas importantes que tengo que hacer.

Ocurre a menudo en nuestras vidas que consideramos cosas o personas como “necesarias”, aunque también a menudo, no lo son. Si vamos a lo estrictamente necesario, tal vez sólo necesitamos oxígeno, un poco de agua y de comida para sobrevivir.

Pero más allá de eso, lo que más necesitamos es tener a Dios presente en nuestras vidas; en la medida en la que Él sea el centro, todo en ellas se va acomodando como debe ser: los tiempos, las actividades, las personas y todo lo demás. Así también en la medida en la que nosotros mismos seamos el centro, o algo, o alguien que no sea Dios, vamos a sentirnos siempre insatisfechos, incapaces de alcanzar una paz y felicidad profundas y duraderas, incapaces de construir un motor tan potente como el amor de Dios para vivir cada día con alegría y serenidad a pesar de los incontables problemas que surgen de forma diaria.

Para lograr poner a Dios en el centro, es fundamental que podamos ser conscientes de la diferencia entre lo importante y lo urgente. Lo que comúnmente ocurre en la sociedad acelerada de hoy, es que vivimos ocupados con lo urgente y dejamos de lado lo importante, lo necesario.

En mi caso, cortarme el pelo no es una necesidad, es un deseo. Y suele pasarnos que en la cultura de la inmediatez transformamos prácticamente todos los deseos en necesidades y es ahí donde pasamos nuestra vida frustrados y amargados incluso. “Una sola cosa es necesaria” nos dice Jesús en el Evangelio y esa cosa, es estar con Él; en el encuentro frecuente con Él recibimos todo lo necesario y a partir de ahí salimos cada uno a la realidad para construir en este mundo el Reino de los Cielos (alegría, paz y justicia en el Espíritu Santo).

Invitaciones para hoy y para cada día:

  1. En algún momento del día, hacer una pausa y analizar mi semana, mi rutina. Podrías hacer una lista.
  2. Ver cuales de esas cosas son importantes, cuales son urgencias y cuales son simples deseos.
  3. Tomar la decisión de dedicar MÁS tiempo a las cosas importantes de nuestras vidas.

Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.

Abrazo en Cristo,

Marco.

Pd: nuestra relación con Dios, debe verse reflejada en nuestra relación con los demás, con cada persona con la que nos toca compartir; si esto no se da, es necesario que sigamos trabajando para que la gente viéndonos, sienta Su presencia.