Hoy, domingo 20 de diciembre, mientras avanzaba en las tareas que tengo pendientes de la facultad, alrededor de las 3 de la tarde, empezó a cortarse continuamente la energía eléctrica en la casa. Llamé a mi hermano por teléfono y me recordó donde estaban los tableros de llaves termomagnéticas y que habían varias que solían saltar en un tablero o en otro.
Fui a revisar, y efectivamente varias llaves habían saltado
en un tablero y otras en el otro. Las subí todas, volví a estudiar bastante
contento de tener energía eléctrica nuevamente y que no haya sido un corte
de la zona luego.
Unos minutos después volvió a saltar, volví a llamar esta
vez a varios hermanos, hasta que finalmente di con uno de ellos y me dijo que
había una llave que solía estar abajo porque hacía corto. Debo admitir que en
cierto momento me dije: “no hace tanto calor, le doy internet del celular y
sigo así nomás mientras”, pero luego no me conformé y dije: “si tengo más luz,
voy a poder avanzar más rápido” y eso me movió a la solución recién mencionada.
Finalmente se fue cortando la energía una y otra vez
mientras que probaba cuál de las llaves era la que efectivamente tenía problemas
hasta que la encontré y luego pude identificar qué era lo que estaba
produciendo el cortocircuito que hacía saltar las llaves.
Imagino que ya saben hacia dónde va nuestra reflexión…
Muchas veces tenemos comportamientos que nos molestan y molestan a otros
(llaves que saltan), y es frecuente, que intentamos cambiar esos
comportamientos sin poder lograrlo o tal vez por mucho tiempo.
También suele ocurrir que a veces tenemos la tentación de
decirnos: “así soy yo, y la gente si me quiere, así me tiene que querer” (suena
a: “no hace tanto calor, sigo así mientras…”, mientras ¿qué?). Hasta que en
algún momento decimos: “¡suficiente, basta!” y tomamos la decisión de hacer
algo al respecto.
Invitaciones para hoy y para cada día:
- Hacer una pausa al final del día, para ver qué “llaves termomagnéticas” saltaron en nosotros.
- Aceptar con paz ese o esos saltos, para poder trabajar en ellos y que progresivamente dejen de saltar.
- Acudir al electricista que pueda ayudarnos (psicóloga y/o sacerdote, aconsejablemente ambos) que pueda darnos herramientas para arreglar esa situación.
- Rezar para que el Señor nos regale esa fuerza para cada día levantar esa llave que saltó, las veces que haga falta (siendo humildes, pidiendo perdón y tratando de enmedar el error cometido).
Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.