El descanso reparador

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Hoy viernes 20 de marzo, en plena cuarentena y estado de emergencia sanitaria a nivel nacional me vino a la mente la importancia del descanso. 

Estos días vienen siendo días de bastante tensión, miedo y preocupación para todos, en mayor o en menor medida.

Si bien la vida en general genera en nosotros cansancio, estrés y preocupaciones, hoy es como que se genera un plus de tooodo eso, que se apoya sobre nuestros hombros. Es por eso que es tan necesario, especialmente hoy, poder darnos un respiro, un descanso reparador.

Y no estamos hablando solamente del descanso físico sino también del descanso mental y espiritual (completamente necesarios para la vida saludable y feliz).

Para el descanso físico es muy simple, es cuestión de dormir; sin embargo,  ¿cómo hacemos para hacer descansar la mente y el espíritu?

Ninguno de estos dos descansos tiene una complejidad elevada: para el caso de la mente es cuestión de realizar el ejercicio de conseguir un silencio exterior (apagando todo sonido exterior) y un silencio interior (apagando toda voz interior, toda preocupación, todo miedo). 

Traer a nuestra mente imágenes que nos traigan paz, tal vez nuestra persona favorita, nuestro lugar favorito, nuestra canción favorita, nuestra comida favorita, algún recuerdo alegre o una imagen de Jesús, o de nuestra Santa Madre... Concentrarnos un rato en eso y quedarnos ahí.

Una vez que llegamos a esa situación, es una excelente oportunidad para alcanzar en simultáneo el descanso espiritual: el que se alcanza a través de la oración. El Señor mismo nos dijo: "Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, que Yo los aliviaré".

Podemos pronunciar calmada y pausadamente una oración que nos llegue mucho, como el Padre Nuestro, el Ave María o la que más nos guste... Pronunciarla sintiendo cada palabra de la misma, como Su Paz inunda nuestra ser.

Este es el mejor momento para ponernos en comunicación con nuestro Señor, para saludarle como a otro ser querido, contarle lo que nos ocurre, compartir nuestro día, nuestros sentimientos y pensamientos (a pesar de que Él ya los conozca todos, nos hace bien a nosotros y a Él le gusta que le contemos). Entregarle todo y abrir las manos y los oídos en atención a lo que Él tiene para darnos y decirnos.

Luego podemos permanecer en silencio, sin hablar y sin tratar de escuchar nada tampoco, solamente con los ojos cerrados sentir la presencia de Dios que nos rodea, que nos inunda, su amor, su misericordia, su paz y su alegría.

Finalmente dar gracias por este descanso que nos regaló a través de estas simples acciones. Posteriormente esforzarnos para que nos dure lo que recibimos, aunque sea elevando un pensamiento sencillo hacia Él, cada tanto durante nuestro día.

Invitaciones para hoy y para cada día:
  • Seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, que no sólo descansaba física y mentalmente, sino que SIEMPRE se retiraba a lugares solitarios para orar, para descansar en espíritu en las manos del Padre, para recibir el amor y la fuerza para vivir cada situación que se le iba a presentar en el día.
  • Buscar descansar todos los días en el cuerpo, en la mente y en el espíritu, aunque sean 30 minutos al día.
  • Organizar mi día para poder lograrlo sin robar el tiempo a mi familia, amigos, trabajo y responsabilidades (lo más probable es que tengamos que dormir un poco menos, a la noche o a la mañana).

Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.
Abrazo en Cristo,
Marco.


Pd: a veces mini-descansos reparadores son muy útiles, como por ejemplo repetir jaculatorias (oraciones cortitas), algunas de mis favoritas son: "Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador", "Jesús en vos confío", "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu".