Dones y esfuerzos

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Hoy miércoles 20 de noviembre me vino a la mente lo que ocurrió el viernes pasado, en ese día tuve la alegría de asistir al acto de graduación de uno de mis hermanos menores.

El año pasado se recibió de Licenciado en administración de empresas y lo que le frustró bastante fue que él quería salir mejor alumno y no lo logró. 

Me comentó que por motivos injustos otra persona obtuvo mejor puntaje que él, a lo que yo le respondí: “No importa salir mejor alumno, lo que importa son tus capacidades y tu experiencia laboral. Además estudiaste apenas dos meses, si de verdad querés salir mejor alumno y es tan importante para vos, andá estudiá y hacé 100, de esa forma nadie te va a poder ganar.”

La hermosa sorpresa fue que lo logró en su segunda carrera finalizada: Ingeniería Comercial. Se puso las pilas, se esforzó aún más que la primera vez e hizo 100% en el examen de grado. Eso le valió ser mejor egresado de su carrera y de todos los alumnos egresados en el 2019 en su universidad.

Yo creo que ese es el resultado de la combinación entre los dones recibidos de Dios y el esfuerzo humano realizado. Antes de su examen nos pidió a nosotros que oremos por él y su examen, así lo hicimos. La unión de la oración, con esa memoria prodigiosa recibida y el esfuerzo humano dieron el resultado esperado.

Todo es cuestión de prioridades en la vida. Cuando yo tengo definida mi prioridad, enfoco todos mis esfuerzos hacia ella.

La pregunta para hoy es: “¿cuál es mi prioridad?”.

La mía es ser Santo, es llegar al Cielo y que Jesús me reciba con las siguientes palabras: “Bendito de mi Padre, pasa a ocupar el lugar que ha sido reservado para vos desde el inicio de los tiempos”.

Para ello me esfuerzo cada día por mejorar un poco más, consciente de que con mis solas fuerzas no llego, ni nunca. Entonces cada día le pido a Dios diferentes dones: paciencia, dulzura, amor, paz, entre otros que son necesarios para llegar.

Nosotros muchas veces (y me incluyo) estamos acostumbrados a esforzarnos y luchar pero no a pedir, en cambio Dios nos dice: “En vano se esfuerza el constructor, si el Señor no construye la casa”, es decir, poco y nada podemos lograr solamente con nuestros esfuerzos sin Dios.

Todo aquello bueno que anhelamos alcanzar, es necesario que le pidamos a Dios (aunque parezca muy pequeño e insignificante). Pedirle con humildad y paciencia, seguros de qué Él sabe qué es mejor para cada uno de nosotros, para nuestro entorno y para la humanidad entera.

Invitaciones para hoy y para cada día:
  • Pedir insistentemente al Padre los dones del Espíritu Santo que siento que hoy me hacen falta para parecerme un poco más a Jesús.
  • Analizar que dones y talentos ya recibí de Dios gratuitamente, fruto de su amor incondicional.
  • Esforzarme hoy por explotar al máximo los dones recibidos para construir el Reino de Dios en la tierra que me toca estar.
Los mejores resultados se alcanzan cuando se logra el equilibrio entre los dones y los esfuerzos.


Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.

Abrazo en Cristo,
Marco.

Pd: no te olvides ni te canses nunca de pedir.