Hoy sábado 09 de noviembre mientras me movilizaba por nuestro querido país, al ponerse en rojo el semáforo le veo a un bombero voluntario con una alcancía en las manos pidiendo colaboración. En ese mismo momento me imaginé a mí mismo con el traje de bombero puesto, y me gustó mucho esa imagen.
Luego de unos momentos de discernimiento me di cuenta de que no es ese precisamente el llamado que me está haciendo Dios a mí hoy. Si no un llamado diferente, que es el llamado que nos hace a todos nosotros, sus creaciones amadas y especialmente a los cristianos: el de ser "Bombero voluntario del Reino de Dios".
Ahora es momento de desglosar:
- Bombero: persona encargada de extinguir incendios y colaborar en situaciones de peligro y rescatar personas en dicho caso y otros tipos de siniestros así como intervenir en la prevención de estos eventuales sucesos.
- Voluntario: lo hace de forma LIBRE, haciendo uso de uno de los regalos más grandes que Dios nos entregó. Nadie le obliga a hacerlo, alcanza el nivel máximo de libertad.
- del Reino de los Cielos: el Reino no es comida, no es bebida (ni nada material), si no alegría, paz y justicia en el Espíritu Santo (Rm 14:17).
Nosotros hoy cada vez que nos despertamos, amanecemos en un mundo en llamas, un mundo que arde con personas que están ardiendo. Adicionalmente en este mismo mundo, hay bomberos que con su vida se pasan el día extinguiendo uno o más incendios.
Esos incendios suelen ser personas que se encuentran con el corazón destrozado por los múltiples golpes que recibieron en la vida (físicos, psicológicos, emocionales, espirituales, etc).
Es bastante difícil que un incendio de dimensiones importantes pueda ser apagado por alguien que no es bombero y que no cuenta con las herramientas para apagar el incendio.
Nuestras herramientas son:
- El traje (estado de gracia, reforzado con los Sacramentos frecuentes: Reconciliación y Eucaristía)
- El tanque de oxígeno (Oración y ayuno)
- El camión de bomberos (La Palabra de Dios y La Iglesia con su Magisterio)
- El agua (Dios mismo)
Teniendo esas herramientas podemos acudir con confianza al incendio para que el amor de Dios expresado en obras pueda extinguirlo y rescatar a la persona. Ese amor puede ser una palabra, una mirada, un gesto, una sonrisa, dinero, conocimiento, oídos y muchas más.
Invitaciones para hoy y para cada día:
- Analizar si somos nosotros los que estamos en llamas y sin miedo ni duda acudir a los bomberos (Iglesia, sacerdotes, psicólogos, familia, amigos) en busca de ayuda y principalmente a Dios que es el agua capaz de extinguir todo incendio.
- Permanecer alertas a los incendios alrededor nuestro.
- Pedir a Dios su fortaleza y templanza para cada incendio y darle gracias una vez que lo apagó.
Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.
Abrazo en Cristo,
Marco.