Hoy jueves 17 de octubre me tocó circular detrás de un vehículo cuyo humo era igual de negro que el de la fotografía. Me causó impotencia y molestia la contaminación que produce y que prácticamente no veo controles con respecto al humo que producen los vehículos (a excepción del Municipio de Asunción que verifican a través de la inspección técnica vehicular).
Trasladando esta situación a nuestra vida cotidiana, ocurre exactamente lo mismo. Algunas veces producimos abundante humo, unas veces negro (por quema del diesel), otras veces blanco (por quema de aceite), otras veces gris (tal vez, mezcla de ambos). Y ocurre que "el humo que producimos" le perjudica a otras personas, y a veces al medio ambiente también.
Siempre ese "humo" demás se produce al igual que en los vehículos, cuando algo no está funcionando bien adentro. Podría ser ira, ansiedad, pereza, miedo, envidia y muchos otros, incluso una combinación de ellos.
Así como ocurre en nuestros vehículos, estamos acostumbrados a mirar hacia el frente, a mirar al resto; en consecuencia, como en los vehículos, para darnos cuenta del "humo" que estamos produciendo tenemos que mirar el espejo o que alguien se tome la molestia de contarnos lo que está ocurriendo.
Tres invitaciones para hoy y para cada día:
- A mirarnos al espejo, a ver qué "humo" es el que estamos produciendo (tal vez sea blanco, negro o gris) y tratar de identificar cuál es el motivo que nos empuja de adentro para buscar las mejores alternativas para solucionar la raíz de estos "humos".
- A escuchar con paciencia y atención cuando alguien nos avise del "humo" que estamos produciendo, para poder analizar si es realmente así y si pudiéramos hacer algo al respecto.
- A mirar al resto y poder contarles, en tiempo y en forma el "humo" que están tirando. Así también incluye poder ayudarles dentro de nuestras posibilidades a vencer esas debilidades que le llevan a producir "humo".
Jesús dijo: "la boca habla de lo que abunda en el corazón".
Así que tal vez hoy sea el momento de empezar a mirar más detenidamente los corazones, el propio y el de los demás.
Siempre la oración ayuda a mejorar, a que mejoremos nosotros y a que mejoren otros. Mantengámonos en oración por nosotros, por la gente que queremos y también por los que no queremos para que eventualmente pasemos de ser diesel a naftero, de naftero a híbrido y de híbrido a eléctrico produciendo cada vez menos humo y llevando la alegría y la paz de Dios a todo el que se encuentre con nosotros.
Que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.
Abrazo en Cristo,
Marco.