Me pasa con cierta frecuencia por tener tendencia perfeccionista, que me enfoco más en lo negativo y a mejorar, que en lo positivo y ya presente.
Reflexionando al respecto, concluí que puedo luchar mejor contra esta tentación, siendo más consciente de que las acciones de la persona, no son la persona en sí, y dándoles el valor que merecen como persona, más allá de cualquier acto que pudieran hacer.
Ahí surge la pregunta, ¿y qué valor tiene cada persona? Cada persona tiene el valor que Dios le da y que nada ni nadie le puede sacar, tiene el valor infinito.
Cada persona tiene el valor infinito incondicional para Dios, porque el Padre pagó como rescate de cada persona, la sangre del Hijo y al ser el Hijo Dios, entonces su sangre tiene valor infinito.
Este pensamiento me ayuda muchísimo cada vez que percibo algún acto o idea incluso que me parece que está mal o que puede mejorar, porque lo primero que pienso es "Esta persona tiene un valor infinito", y a partir de ahí continúo mi análisis y cómo actuar ante la situación que se presenta.
Invitaciones para hoy y cada día:
- Recordar que yo mismo tengo ese valor infinito, cuidar ese valor.
- Cada persona con la que me encuentro, veo, escucho, leo, tiene un valor infinito.
- A partir de esa realidad, continuar cada situación de nuestra vida.
Espero que te haya sido de bendición, si así fue, compartila y que llegue a otros.
Un abrazo en Cristo,
Marco Aponte.
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