Desarrollo del gusto

diferentes-gustos-de-cafe
Hoy sábado 23 de noviembre mientras estaba celebrando la Liturgia de las Horas por la mañana (Laudes) me di cuenta de que me gustaba y disfrutaba mucho de esa actividad.

Es impresionante la capacidad que tenemos las personas de desarrollar el gusto por las cosas.

Las personas podemos desarrollar el gusto por la cerveza, por tomar tereré, por las aceitunas, por compartir tiempo con alguien o llevar a cabo alguna actividad.

Esa capacidad es posible desarrollarla tanto para cosas buenas, como para cosas malas y muchas veces el mundo nos empuja a desarrollar nuestro gusto por las cosas perjudiciales y superficiales: uso excesivo del teléfono móvil, ver mucho tiempo la televisión, actividades sedentarias, comidas chatarras, tomar sol en exceso, beber en exceso, fumar, consumir drogas, prostitución, corrupción (camuflada muchas veces para que el fin justifique los medios), el parecer por encima del ser; en fin, dando ejemplos podríamos estar días.

Así también podemos desarrollar el gusto por las cosas buenas: leer, pasar tiempo de calidad con las personas, compartir con el que no tiene, contemplar paisajes y vistas cotidianas, visitar a los enfermos y presos, escuchar y aconsejar al que necesita, jugar con un niño, cantar, orar, rezar el Rosario, alabar a Dios, adorar a Jesús en la Eucaristía.

Tal vez a poca gente le gustó la cerveza la primera vez que la probó por su gusto amargo, pero en la medida en la que continuó consumiendo terminó por gustarle. A veces incluso al extremo que ya le trae muchos perjuicios a su vida y su salud.

Con las cosas de Dios yo creo que pasa igual, tal vez al comienzo parece un poco aburrido, que uno no recibe lo que espera, que es pérdida de tiempo, sin sentido incluso. Sin embargo, en la medida en la que uno empieza a adquirir consciencia y a entender todo lo que está ocurriendo en cada momento, uno lo empieza a disfrutar y a disfrutar tanto que en algún momento se convierten en una necesidad muy beneficiosa para nosotros.

Así como hay gente que conozco que dice: "sin mi tereré o sin mi café yo no funciono, me duele la cabeza, yo no sirvo, yo no puedo", a mí me ocurre que sin Dios yo siento lo mismo. Es como que faltan fuerzas, falta un plus de alegría y paz, falta algo esencial en mí.

Yo soy testimonio vivo de que EN VERDAD el GUSTO que da vivir cada día para Dios y en Dios no se compara con ningún gusto de este mundo (bebidas, comidas, paracaidismo, cualquier actividad que nos genere placer). Hay que vivir la experiencia únicamente, no hay otro camino.

Invitaciones para hoy y para cada día:
  • Tomar la decisión de desarrollar el gusto por alguna actividad buena, aunque sea una sola (y si sos valiente y arriesgado/a tal vez dos o más).
  • Pedir a Dios cada día el don de poder GUSTAR y AMAR esas actividades buenas.

Cuando alguien hace algo porque tiene que hacer no más, se nota. Cuando alguien hace algo porque le GUSTA y AMA, se nota aún MÁS.


Espero que tengas un excelente día, que Dios te bendiga y la Virgen te acompañe.

Abrazo en Cristo,
Marco.